Una parte importante de ser un buen conversador (y también cuando escuchas) es hacer preguntas. Luego de sostener una conversación con un maestro del jiujitsu social, uno se aleja caminando sintiéndose bien y sin darse cuenta de que no aprendió absolutamente nada acerca de él debido a que estuvo hablando demasiado. Sé como ese maestro. Pregunta quién, por qué o cómo. La otra persona se sentirá apreciada, querida y continuará con su discurso quitándote la presión de encima. Y le agradarás por eso.
Llama a la gente por su nombre. Una de las reglas del libro masivamente exitoso de Dale Carnegie, “Cómo hacer amigos e influir sobre las personas” es usar el nombre de una persona durante una conversación. Oír nuestro propio nombre activa una región de nuestros cerebros que permanece dormida ante cualquier otro sonido[1] y nos gusta. Nuestros nombres son nuestra identidad y charlar con alguien que los utilice nos hace sentir que somos reconocidos. Así que la próxima vez que hables con un conocido, menciona su nombre. Lo más probable es que sienta un vínculo contigo que podría no existir de otra manera.
Esto es bastante fácil de hacer. La forma más obvia es agregar el nombre en el saludo. “Hola Roberto, ¿cómo estás?” es algo mucho más personal que “Hola, ¿cómo estás?”. Si eres lo suficientemente cercano a tu amigo como para decirle, “¡Hola Beto, mi amigo! ¿cómo estás?” hazlo. Aparte del saludo, puede usar su nombre ocasionalmente en cualquier lugar. Por ejemplo, iniciando una conversación, “Beto, ¿qué piensas de esto para mi escritorio?” o simplemente como un comentario, “Beto, estás haciendo el ridículo de nuevo”. Roberto se sentirá prácticamente como si fuera tu mejor amigo.
7
Conoce a tu público. Es probable que conozcas a gente de diferentes grupos sociales. Agradarle al grupo de las personas más populares de la escuela (si es que en verdad son capaces de apreciar a alguien) es algo completamente distinto a salir un viernes por la noche con tus compañeros de la clase de ingeniería en Harvard. Así que debes saber con quién estás tratando. ¿Cuáles son sus gustos?, ¿qué parecen valorar?, ¿cuáles son sus intereses?
Si quieres que te estimen de verdad (ser popular y ser apreciado no son lo mismo), es tu día de suerte: por lo general, a todos los seres humanos les gustan las mismas cualidades. Y no, la riqueza y el atractivo no están en lo más alto de la lista. Según un estudio reciente, la confianza, la honestidad, la cordialidad y la amabilidad son las cualidades con la máxima calificación y son las más valoradas (en todas las relaciones), seguidas de cerca por la extraversión, la inteligencia y el sentido del humor.[2]
8
Reconoce la reciprocidad. Puedes hacer todas las preguntas que quieras, ser muy educado, decir siempre las cosas adecuadas y a veces, las personas seguirán sin entenderlo. Si cada vez que te acercas a Johnny milagrosamente recibe una llamada, capta la indirecta. Dirige tu energía a otra parte. Cosas como esta pasarán, no puedes agradarle a todos. Si bien es importante hacer un esfuerzo, hazlo donde valga la pena.
Las relaciones se tratan de dar y recibir. Si eres el que siempre hace el esfuerzo, el que envía mensajes de texto, el que se complica la vida para ser amable y amistoso, examina la situación. Si hay una explicación (la otra persona atraviesa un difícil momento, trabaja 60 horas a la semana, etc.), es posible que tengas que hacer la mayor parte del trabajo. Pero si no se comporta de la misma manera con los demás y parece nunca tener tiempo para ti, entonces cambia de rumbo. No puedes ser amigo de todo el mundo.
9
Haz reír a los demás. Todos aprecian a las personas que pueden aliviar la tensión en el ambiente y hacerlos reír. Un buen sentido del humor puede dar muy buenos resultados. Cuando los demás sepan que eres bromista y que buscas pasar un buen rato, querrán unirse. También es una buena manera de ser accesible porque las personas sabrán qué decir (quieren que las estimen tanto como a ti), ¡y también sabrán que pueden bromear contigo! De esa manera, todos ganan.
Si algunas veces los demás tienen que burlarse de ti, ¡excelente! Si también puedes reírte, entonces estás listo. Eso demuestra que eres centrado y que no te preocupas demasiado por tu imagen, dos cosas muy buenas. Además, estudios muestran que burlarte de ti mismo hace que los demás te estimen y confíen más en ti, te conviertes en una persona auténtica.[3] Tiene sentido, ¿no?
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Parte 2 de 4:
Dominar el lenguaje corporal agradable
1
¡No olvides sonreír! Puedes emanar una buena vibra con este sencillo gesto además de mejorar el humor de todos a tu alrededor. Incluso si no te sientes lo suficientemente feliz o no estás de muy buen humor, a veces la acción voluntaria de tus músculos dibujando una sonrisa en tu rostro puede desencadenar sentimientos de regocijo y felicidad.
Piensa en cosas felices o en momentos pasados que te hayan hecho reír con el fin de generar una sonrisa auténtica. ¡Por lo menos, la gente se preguntará de qué te ríes!
Fruncir el ceño requiere más músculos que sonreír y es por una buena razón. Todo el mundo debería sonreír más a menudo en lugar de fruncir el ceño.
2
Sincérate. La verdad es que a todos quieren ser apreciados. Todos. Es simple lógica, mientras más te quieran, más fácil es tu vida. Dado que todos pelean la misma batalla que tú, ayúdales un poco. Sé accesible (cuando no seas tú quien se esté acercando, cosa que deberías hacer). Sonríe, no cruces los brazos y deja tu teléfono a un lado. El mundo está frente a ti. ¿Qué cosas vendrán a ti si lo permites?
Piensa en las personas con las que quieres entablar una amistad. Lo más probable es que para describirlas no utilices un adjetivo como “malhumoradas”. Si quieres poner de tu parte para hacer un amigo, asegúrate de que tu vibra sea acogedora. Relaja tu cuerpo, muéstrate comprometido con el medio ambiente y observa a las personas. Tendrás ganada la mitad de la batalla, de veras.
3
Haz contacto visual. ¿Alguna vez has hablado con alguien que haya estado mirando a todos lados de la habitación menos a ti? Es una sensación bastante desagradable, tanto que ni bien te percatas de ello, sientes las ganas de callarte inmediatamente y ver si la otra persona reacciona. No hagas eso. Si alguien te dice algo de improviso, es normal distraerse (no deseas iniciar un concurso de miradas), pero si en verdad le interesa el tema en cuestión, préstale atención. ¡Tú también querrías lo mismo!
Algunas personas tienen problemas para mirar a los ojos, simplemente no pueden hacerlo. Si ese es tu caso, intenta engañarte a ti mismo y mira al puente de la nariz o a las cejas. Las personas tienden a desconcertarse un poco cuando no las miras de frente, así que engáñalas tanto a ellas como a ti mismo manteniendo la mirada en los alrededores de sus orbitales.
4
Imita a tu interlocutor. Una forma conocida de incrementar inconscientemente la relación entre dos partes es mediante la imitación o la mímica, en donde ambas personas terminan teniendo la misma postura, expresión facial, distribución del peso, posición general del cuerpo, etc. Considera la posibilidad de jugar con esto cuando te encuentres en una conversación, una “semejanza” percibida puede dar buenos resultados. Sin embargo, como se supone que debe ser de forma inconsciente, no juegues demasiado con esto, ¡podrías terminar siendo absorbido!
Generalmente, esto es bueno cuando se trabaja con colegas, no con superiores. Estudios recientes han afirmado que se puede producir el efecto contrario (sentimientos de frialdad, etc.) cuando dos sujetos no se encuentran dentro de un escenario apropiado (temas de dinero, problemas laborales, etc.).[4] Así que emplea esta estrategia únicamente con el grupo de amigos al que quieras acercarte y no con tu jefe.
5
Muestra deferencia. Es probable que en un determinado punto de tu vida alguien te haya hecho hincapié en la importancia de mantener los hombros hacia atrás, la cabeza en alto y tener un fuerte apretón de manos. Si bien todas estas normas son apropiadas en una determinada situación (como en una entrevista de trabajo), esta no se aplica al momento de hacer amigos y agradarle a la gente. Tu cuerpo debe estar relajado, no tenso. Demuéstrale a la otra persona que no la estás desafiando con tu postura.
Piensa en saludar a alguien. En ese video en el que Bill Clinton y Nelson Mandela se encuentran (dos personas que tienen derecho a pensar que son importantes), ambos muestran deferencia, una ligera inclinación y un paso al frente, empleando el brazo libre para darse un toque extra, mientras sonríen.[5] Ellos expresan su respecto y agrado mutuo, lo que hace que el aprecio sea recíproco.
6
Utiliza el poder del tacto. Los seres humanos necesitan de otros seres humanos para sobrevivir y, por supuesto, para ser felices. Los bebés que no son tocados lo suficiente no crecen de la manera adecuada. ¡Y eso es algo que no desaparece exactamente en la adultez! Si quieres establecer un vínculo más sólido con alguien, encuentra pequeñas oportunidades para tener contacto físico. ¡Un contacto apropiado, por supuesto! Un roce en el brazo o en el hombro, o incluso el chocar las manos. Esos pequeños momentos se convierten en conexiones cuando se añade el contacto físico.
Piensa en alguien caminando hacia ti y diciendo, “¡Hola!, ¿cómo estás?”. Ahora imagina a la misma persona caminando hacia ti y diciendo “¡(tu nombre)!, ¿cómo estás?” y dándote un leve toque en tu brazo mientras pasa. ¿Con cuál saludo tienes la sensación de calor en tu interior? Probablemente con el segundo, ¿no? Utilízalo, no te cuesta nada.
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Parte 3 de 4:
Pensar en lo que debes hacer
1
Aprecia a la gente. Sin duda, la forma más fácil para agradarle a una persona es apreciándola. No hace falta ser un genio para saberlo, ¿no? Seguro has estado cerca de alguien a quien no parecía importarle si estabas allí o no. Y probablemente has estado cerca del otro tipo de personas, las que te hacen sentir apreciado y están claramente felices de tenerte allí. ¿A cuál prefieres más?, aun cuando no puedas explicarlo.
No puedes esperar el aprecio de las personas si no eres capaz de sentir lo mismo por ellas. Lo más probable es que te agrade la gente que a la quieras agradar (¿por qué más te importaría?), ¡así que déjalo en claro! Sonríe cuando los veas entrar en la habitación, conversa con ellos, comenta sobre un detalle que hayan mencionado el miércoles pasado para demostrarles que sí estabas escuchando. Las pequeñas cosas harán que los demás vean que eres una persona auténtica.
2
Sé positivo. Todo el mundo quiere estar cerca de esa persona con esa alegre disposición que ilumina todo el ambiente. Y lo opuesto también se aplica, nadie quiere estar cerca de alguien negativo. Para hacer que los demás te aprecien, sé positivo. Eso significa sonreír, ser entusiasta, feliz y mirar las cosas por el lado bueno. Quizás conozcas a alguien así que te sirva de modelo.
Esto es algo que debes hacer todo el tiempo. Será difícil demostrar tu positivismo frente de los demás cuando eres negativo a solas. Debes entrenar tu cerebro para que adopte ciertos hábitos, el positivismo debe ser uno de ellos. Siempre trata de pensar positivamente cuando estés solo; de esa manera se volverá una costumbre en muy poco tiempo.
Conoce el momento adecuado para simpatizar con alguien. Existe un determinado nivel de vinculación en el cual puede haber quejas. Hablar con tus compañeros de trabajo acerca de lo terrible que es el nuevo jefe fomentará la amistad, pero si es lo único que haces, se te asociará con la negatividad. Quéjate con moderación y hazlo sólo para relacionarte, no para comenzar una conversación ni para cambiar el curso de esta.
3
Piensa en tus fortalezas únicas y busca las oportunidades para exhibirlas. ¿Qué talento o cualidad admiran tus amigos en ti? ¡Muéstraselos al mundo! Las personas se sienten naturalmente atraídas hacia aquellos con pasiones y habilidades. Nos hace útiles, valiosos e interesantes. Cualquiera sea tu habilidad, demuéstrala con orgullo.
Si eres un buen cantante, asiste a las noches de karaoke y entretén al auditorio. ¿Sabes hornear? Lleva una sorpresa a la oficina. ¿Eres un buen pintor? Invita a un grupo de amigos a tu exhibición o simplemente cuelga uno de tus cuadros en el área común. Deja que todos vean tu personalidad para que te conozcan un poco mejor.
4
Lo más importante, recuerda ser tú mismo. Es imposible agradarle a todo el mundo, las personalidades distintas inevitablemente acabarán teniendo choques en algún punto de tu vida, pero te ganarás la admiración de quienes sean compatibles contigo y de los que importan.
A las personas les agrada la gente sincera y auténtica, así que evita cambiar tu personalidad hasta el punto en que te sientas incómodo con tus acciones. Aparentar puede ser una señal de alerta para aquellos con los que te relacionas bien. Sé sincero con todo lo que dices y haces. Si quieres que la gente te aprecie, ten buenas intenciones y estarás bien.
5
Ten en cuenta que los demás sólo se impresionan “momentáneamente” con las cosas superficiales. A ellos les agrada lo auténtico. Así que, si bien ese bolso Coach o ese abdomen bien marcado pueden conseguirte un par de fans, no será algo realmente significativo y definitivamente no durará. Es tentador pensar que ser atractivo hará que la gente te aprecie, y en verdad lo hará, pero sólo hasta cierto punto. Debes tener las cualidades para necesarias para respaldar ese aprecio. Si los demás descubren que eres un patán mentiroso, te abandonarán como un saco de papas independientemente de tu aspecto físico.
En un estudio reciente, se les preguntó a las personas qué cualidades creen que los demás buscan en los amigos y en las relaciones humanas. Los resultados más altos fueron dinero, apariencia y condición social. Sin embargo, cuando se les preguntó qué cualidades valoraban respondieron con cosas como honestidad, cordialidad y amabilidad. La sociedad nos dice (injustamente) que la apariencia y el dinero son más importantes que cualquier otra cosa y en el fondo sabemos que no es verdad.[2] Si quieres que la gente te aprecie de verdad, preocúpate por lo que hay en tu interior, no en el exterior.
Dicho esto, la higiene es importante. Probablemente las personas no te prestarán atención si hueles como si acabaras de salir de una granja de estiércol. Aun cuando tengas la personalidad de la Madre Teresa y de Bill Cosby, es probable que todos te den la espalda. Así que toma una ducha, cepilla tus dientes, mírate en el espejo antes de ir al trabajo y sal con una sonrisa.
6
Admite que te sientes vulnerable. El querer ser apreciado te pone a merced de todos los demás. Salir de tu caja para lograr esto te hará sentir un poco incómodo. Las acciones que tomes te atemorizarán. Eso es bueno, es un desafío y promueve el crecimiento como persona. Mientras sigas sintiendo que eres tú mismo, desarrollarás tu carácter y lo mejorarás. Puede ser atemorizante, pero valdrá la pena.
Existe una diferencia entre querer que los demás te aprecien y necesitarlo para sentirte feliz. No debes basar tu autoimagen en la aprobación de otros; eso sólo te hará sufrir en muy poco tiempo. Pero si te sientes a gusto contigo mismo y sólo quieres ser bien recibido, entonces es una elección respetable. Las personas verán eso y responderán. Ese factor miedo desaparecerá con el tiempo.
7
Controla tus inseguridades. La mayoría de personas se alejan de aquellos que no pueden deshacerse de sus inseguridades. Decir algo como, “está bien… es suficientemente bueno para mí” o comentar continuamente acerca de lo gordo o feo que eres les dará a entender a los demás que no te quieres a ti mismo. Esa negatividad personal no le interesa a nadie, así que déjala afuera. No es buena para ti ni para tus amistades.
Inseguridad es el nombre que le damos a los sentimientos que tenemos y al comportamiento que demostramos cuando no nos sentimos cómodos con nosotros mismos. El no sentirte cómodo contigo mismo arruinará el ánimo de todos los que te rodean y muchos de ellos no van a soportar eso. No te preocupes por parecer humilde o arrogante. Di las cosas como son. Eres valioso, todos lo somos.
8
Puedes controlar tus pensamientos. La negatividad es algo que puedes aprender y desaprender; nadie dice, “Dios mío, mi bebé es tan negativo”. Si te es difícil ser positivo, ¡eres el único que puede cambiar eso! Tu cerebro es flexible y puedes adiestrarlo. Sólo tienes que ponerte a trabajar y hacerlo.
La forma más simple de comenzar es detenerse. Deja la negatividad de lado. Cuando te des cuenta que estás pensando algo malo de ti mismo, no termines el pensamiento. Sustitúyelo por algo un poco más realista y positivo. Te sentirás mejor. Sustituye “estoy tan gordo” por “me gustaría perder algo de peso, ¿cómo podría hacerlo?” y una nueva línea de pensamiento surgirá. Es hora de comenzar.
9
Despreocúpate de las ideas preconcebidas de otros. Hemos hablado de cómo la confianza es una cualidad muy agradable y ser indiferente con la manera en la que te presentas tiene casi el mismo efecto. Cuando comiences a presentarte, los demás se darán cuenta. Piensa en el chico que “se pavonea” en una fiesta. Intenta hacer gala de su machismo para que todos lo noten. No es atractivo, es hipócrita y, francamente, es triste; cree que su verdadero yo no es lo suficientemente bueno. No seas como él.
No importa si eres un tonto, un hipster o un deportista. Si las personas piensan que tu gusto por las cosas superficiales te hace ver como un tonto, deja que se equivoquen. Si piensan que el ser vegano te hace ser una persona liberal y excéntrica, perfecto. Es incluso hilarante. La gente te juzgará, así que deja que lo haga. Pueden pensar lo que quieran. No debería tener ningún efecto en ti.
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Parte 4 de 4:
Adoptar hábitos agradables
1
Sé cordial y amable. ¿Sabes por qué las personas tímidas tienen mala reputación? Porque los demás confunden su timidez con una actitud fría y distante. Esas son dos cualidades que realmente intimidan a la gente y la aleja. ¡Así que sé lo opuesto! Ser cordial y amable son actitudes altamente valoradas en cualquier sociedad, demuestra que tienes en mente los intereses de otras personas y que quieres lo mejor para ellas. ¿A quién no le gustaría eso?
Inicia actos de amabilidad al azar. Haz cosas por otras personas, incluso si no las conoces. Sostén la puerta cuando entres o salgas de un edificio, recoge algo que se le haya caído a un extraño y ofrécete a tomarle una fotografía a un grupo de personas que veas con la intención de hacerlo. Este tipo de altruismo inspira a otras personas a hacer lo mismo a cambio, no sólo por ti, sino también para otros en sus vidas.
2
Sé extrovertido… hasta cierto punto. En términos generales, las personas valoran un cierto nivel de extroversión. Tiene sentido: todos queremos que conversar y ser sociable sea algo sencillo, y las personas extrovertidas disminuyen el riesgo de incomodidad. Si te sientas en la mesa sin contribuir a la conversación, bueno, bien podrías estar en cualquier otro lugar. ¡Conversa! Deja que tu voz se oiga. ¿De qué otra manera los demás descubrirán que eres valioso?
Sin embargo, si sabes que no eres capaz de cerrar la boca cuando empiezas a hablar, podrías bajar el tono de tu voz. Si bien a todos les agrada un buen conversador, a nadie le gusta pasar su tiempo con alguien que no deja hablar al resto. Si los últimos 5 comentarios que se hicieron en la conversación fueron tuyos, entonces deja de hablar por un momento. Es posible que la otra persona no sea del tipo que interviene mientras alguien habla; podría necesitar una invitación para hacerlo. Pregúntale su opinión para que comparta su punto de vista contigo.
3
No seas un adulador. A las personas les gusta la gente agradable, no aquellos que se mueren por serlo. Si todo el tiempo halagas a los demás y los sigues a todas partes como si fueras un cachorro, no conseguirás lo que quieres. Por más que seas agradable, te verán como un mosquito molesto que necesita que alguien lo aplaste. Evita ser una persona dependiente de los demás.
Si permaneces atento, podrás ver las pistas. Si alguien no te devuelve las llamadas, sólo te habla por cortesía, no hace muchos esfuerzos por verte mientras que tú siempre lo invitas a salir, es posible que seas un adulador. Si bien tus intenciones son buenas, mostrar desesperación no es atractivo. Retrocede y ve si esa persona viene a ti.
4
Pide favores. Si alguna vez has escuchado del efecto Benjamín Franklin, sabrás a donde va esto, Resulta que a menudo nos basamos en nuestro propio comportamiento para determinar la manera en que pensamos. Si haces algo bueno por alguien, te agradará más esa persona. Si le haces daño a alguien, te agradará menos. Todo se trata de la disonancia cognitiva.[6] Así que pide un favor, si la otra persona acepta, es posible que termines agradándole más.
La idea aquí es que inconscientemente observamos nuestro comportamiento y nos preguntamos a nosotros mismos por qué lo hicimos. ¿Por qué le presté mi taza de café favorita a esa persona que apenas conozco? Bueno, caramba… debe ser porque me agrada. ¡Esa es la idea! Curiosamente, decidir que una persona nos agrada no es diferente de en verdad sentir aprecio por ella.
5
Cumple con tus promesas. Asegúrate de poder concluir con todos tus compromisos. Se les llama “compromisos” porque te has comprometido a hacer el esfuerzo para realizar esa tarea o evento, así que no te eches para atrás en el último minuto. Si te es imposible cumplir con lo prometido, cuéntaselo a todos los involucrados tan pronto como te des cuenta de que no puedes hacerlo. Puede seguir siendo una molestia para los demás, pero al menos ya lo saben y puede ajustar sus horarios según sea necesario.
Ya sea llegar a una cena o terminar un proyecto, es importante mantener a tus amigos y compañeros de trabajo al tanto de tu progreso. Ya sea mediante un correo electrónico para decir que todo va según lo planeado o con una nota en la que te disculpes por el retraso inesperado, los demás aprecian la comunicación. No saber lo que ocurre puede ser extremadamente frustrante, incluso si el proyecto está prácticamente completo dentro del tiempo previsto y en óptima calidad.
6
Defiende tus creencias sin predicarlas. Para agradarle al resto debes tener personalidad. Nadie discute eso. Parte de la personalidad consiste en tener creencias, opiniones y valores. ¡Exprésalos! Son parte de ti. Ellos animan el ambiente. Si todos tuviéramos la misma forma de pensar, la vida sería tremendamente aburrida. Intervén en las conversaciones para dar tu opinión. Podría dar lugar a algo interesante.
Defender tus creencias es una cosa; predicarlas es otra. Si no estás de acuerdo con la postura de alguien respecto a un tema, ¡perfecto! Analícenlo. Conversen acerca de ello. Tengan un debate intelectual sobre sus diferentes puntos de vista. Ambos aprenderán algo. En lugar de negarte a escuchar a esa persona, decirle que está equivocada y predicar tus propias ideas, abre tu mente y trata de ver su punto de vista. Quizás también te des cuenta de algo.
7
Hacer que las personas sean felices es más importante que cualquier otra cosa. Las personas son criaturas sensibles. Si alguien que conoces comienza a decir que el conejo de Pascua es el hijo perdido de Jesucristo y en verdad quieres caerle bien a esa persona, no hagas un drama sobre lo absurdo de su afirmación. Déjalo ser. Lo mismo va para alguien que dice algo como “en verdad creo que mi mejor cualidad es lo increíblemente centrado que soy. O sea, todas mis acciones son humildes y desinteresadas”. Esa no es una oportunidad para reprocharle su gran arrogancia y falta de conciencia de sí mismo.
De nuevo, hazlo de esta manera sólo si quieres agradarle a esas personas. Luego de tantos comentarios acerca de lo grandiosa que es una persona, tienes todo el derecho de perder la calma. Sin embargo, si aún eres nuevo en el entorno de esa persona o grupo, a veces es mejor seguir la corriente.
8
Elogia a los demás. Todos buscan reafirmación. Queremos que nos digan que nos vemos bien, que somos inteligentes, divertidos, exitosos, etc. Pero rara vez lo hacen. Así que cuando alguien dice algo positivo acerca de nosotros, nos alegra el día. Piensa en esto: algunas personas pasan toda su vida sin escuchar nada positivo acerca de ellas. Modifica eso. Sólo te tomará dos segundos de tu tiempo.
Sé sincero. No vayas te dirijas a alguien y le digas que te gusta sus pantalones color caqui. Haz que valga la pena. Di algo acerca de esa persona. Puede ser una frase tan simple como “esa es una excelente idea”. A menudo los comentarios más pequeños son los más apreciados (y los más creíbles). Di “eres hilarante” después de un chiste o “ese artículo que escribiste en verdad fue profundo: realmente me hizo reflexionar”. Lo que sea que digas, hazlo en serio. Es probable que obtengas algo a cambio.
9
Haz el esfuerzo para socializar. La mayoría de personas no son mariposas sociales. A todos nos encantaría tener algo de atención, pero realmente no sabemos cómo conseguirla. Todos nos sentimos vulnerables en situaciones sociales y queremos reducir esa sensación. Reconocer que todos se encuentran en la misma condición que tú te ayudará a darte cuenta de que hacer el esfuerzo no es algo raro, es algo que requiere valor. Los demás también quieren hacerlo, pero se duermen en sus laureles. Si hay alguien con quien quieres entablar una amistad, comienza a hablarle. Podría ser justo lo que esa persona estaba esperando.
Es imposible agradarle a alguien si no te haces notar en lo absoluto. A menudo pensamos que no le agradamos a nadie cuando en realidad las personas no tienen ningún tipo de sentimiento hacia nosotros y es porque no hemos hecho nada para hacernos notar. La próxima vez que te encuentres en un grupo de personas a las que quieras agradarles, demuestra tu personalidad. Haz el esfuerzo por ocupar un espacio en ese grupo. Cuenta un chiste, sonríe, inicia una simple conversación. Todo comienza ahí.